julio 27, 2024

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CAPÍTULO 1

¡Cuántas veces, al ver como en este mundo abunda tanto la injusticia y la maldad, nos preguntamos dónde está Dios! O quizás nos preguntamos porque Dios permite el mal y no actúa en defensa de los que son oprimidos, ni hace justicia con los malvado.

Estas incógnitas han surgido a través de todos los tiempos de la historia humana. Uno de los hombres del pasado que luchó con estas preguntas fue el profeta Habacuc.

No tenemos una fecha exacta de cuándo se escribió el libro de Habacuc. Según David Malik, La mejor fecha para este libro debe ser desde el levantamiento de neo-Babilonia (a través de Nabopolasar) sobre Asiria en el 626 a.C. hasta la batalla de Carquemis en el 605 a.C.

El libro de Habacuc trata el tema de la justicia de Dios y su trato con el mal. Habacuc vivió en un tiempo de mucha maldad e injusticia en Israel y el profeta no entendía porque el Señor permitía que la violencia y la maldad corrieran rampante en la nación. Por esto levantó un clamor a Dios preguntándole porque causa permitía todo esto. (v.1:1-4)

La respuesta de Dios era que iba a hacer una obra increíble en los días de Habacuc. Esta obra el Señor la describe en el versículo 6, donde especifica que iba a levantar la nación de los caldeos; una nación cruel, formidable y terrible, para ser el instrumento del castigo de la maldad en Israel.

Cuando el profeta escuchó el plan de Dios con los Caldeos, respondió reconociendo la soberanía de Dios, pero a la vez tuvo que cuestionar la razón de esa obra. Lo que Jehová decía parecía no tener sentido.

Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio; ¿por qué ves a los menospreciadores, y callas cuando destruye el impío al más justo que él. (1:12)

En otras palabras, él preguntó ¿porque Dios iba a utilizar a una nación más impía y malvada que Israel, para castigar a Israel?

CAPÍTULO 2

Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja.(2:1)

Habacuc sabía que debía esperar en Dios para recibir la respuesta que él deseaba. Por lo tanto, tomó la determinación de estar en guardia y velar. Es decir, Habacuc dispuso en su corazón estar atento a la voz de Dios y tomó la actitud de un centinela que mira desde la torre de una fortaleza, para no perder el mensaje que vendría de parte de Dios.

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En su respuesta a Habacuc, Jehová le dijo al profeta que escribiera la visión en tablas para que el mensaje fuera visible al pueblo.

Según el comentario Fausset Brown, las tablas eran de madera del boj en las que se esculpían asuntos nacionales, utilizando una pluma de hierro y luego eran colgadas en público, en las casas de los profetas, o en el templo, para que los que pasaren pudieran leerla.

Compare con Lucas 1:63, “Y pidiendo una tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron.”

Al decirle a Habacuc que escribiera la visión y que la publique para todo el pueblo, Jehová le estaba dando la oportunidad a todo el que leyera a que escapara del mal que habría de venir.

Este es uno de los propósitos de la profecía, darle al pueblo de Dios la advertencia de lo que vendrá, para que el pueblo pueda salvarse.

En el capítulo 2:3 Dios advirtió que el cumplimiento de la profecía no sería inmediato, pero enfatizó que su cumplimiento era un hecho seguro.

En cuanto a la pregunta tocante a los malos y perversos, Jehová respondió: “He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá.”

En otras palabras, aunque los caldeos vendrían trayendo devastación por todas partes y se iban a gloriar sobre el pueblo de Dios, el que tuviera fe en su Dios iba a vivir, a pesar de todo el mal que vendría contra el pueblo de Dios.

Hebreos 11:1 nos dice “Es pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.” Al vivir por fe tenemos una seguridad de que Dios hará lo que ha prometido antes de creer a lo que ven nuestros ojos.

Romanos 4:17 dice de Abraham: “(como está escrito: Te he puesto por padre de muchas gentes) delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no son, como si fuesen.”

CAPÍTULO 3

En el capítulo 3 tenemos la oración que Habacuc levanta intercediendo por su pueblo. Esta es una oración que contiene más alabanza al Señor que peticiones.

El profeta comienza con plegarias, luego hace un recuento de las obras de Dios, y termina con una declaración de fe y confianza que ha sido de inspiración y fortaleza para muchos de nosotros.

1 Oración del profeta Habacuc, sobre Sigionot.

El diccionario Holman Bible Dictionary da la siguiente definición para Sigionot: Transliteración de un término hebreo técnico utilizado en los títulos de salmos (Salmo 7:1 ; Habacuc 3:1 ).

Traducciones sugeridas incluyen, “frenético” o “emocional.” Algunos piensan que el significado básico es “divagar” en referencia al estilo divagante del pensamiento o melodía o las expresiones de lamento desconectadas.

2 Oh Jehová, he oído tu palabra, y temí.
Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos,
En medio de los tiempos hazla conocer;
En la ira acuérdate de la misericordia.

El anuncio de que los Caldeos se levantarían contra Judá y Jerusalén como un juicio contra la maldad que había en el pueblo de Dios, causó ansiedad y gran preocupación en el profeta Habacuc.

Pero en medio de estos sentimientos que lo abatían, el pudo clamar a favor de la obra de Dios en su pueblo. Su clamor era por un avivamiento, que la gente pudiera volver a buscar el rostro de Dios, y conocer la obra que Dios estaba haciendo en su pueblo.

3 Dios vendrá de Temán,
Y el Santo desde el monte de Parán. Selah
Su gloria cubrió los cielos,
Y la tierra se llenó de su alabanza.

Según el comentario Jameson Fausset Brown, Temán y Parán son ciudades adyacentes al monte Sinaí, y por lo tanto, so asociadas con la entrega de la Ley dada por Dios (Deut. 33:2). La manifestación de su gloria inspira la alabanza universal.

4 Y el resplandor fue como la luz;
Rayos brillantes salían de su mano,
Y allí estaba escondido su poder.

El profeta describe en forma poética la manifestación de la gloria de Jehová cuando descendió sobre el monte Sinaí (Éxodo 24:16). Los rayos que salían de sus manos no eran el reflejo de otra fuente de luz. De sus manos emana poder, pero la esencia y naturaleza de su poder está escondidas a nuestra entendimiento.

5 Delante de su rostro iba mortandad,
Y a sus pies salían carbones encendidos.

El diccionario Strong define mortandad del vocablo hebreo deber, como pestilencia, en el sentido de destrucción. Esto, obviamente, nos habla de lo que enfrentan los enemigos de Dios al enfrentarse a Él.

En esa escritura dice qué sucedía con la superficie que era pisada por los pies de Dios. En Éxodo 24:10 encontramos que cuando el Señor se manifestó a Moisés y los líderes del pueblo, había un embaldosado o pavimento de zafiro debajo de sus pies.

6 Se levantó, y midió la tierra;
Miró, e hizo temblar las gentes;
Los montes antiguos fueron desmenuzados,
Los collados antiguos se humillaron.
Sus caminos son eternos.

Desde este versículo 6 hasta el versículo 15 se hace un recuento de las proezas que Dios había hecho en la naturaleza y las naciones.

7 He visto las tiendas de Cusán en aflicción;
Las tiendas de la tierra de Madián temblaron.

8 ¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos?
¿Contra los ríos te airaste?
¿Fue tu ira contra el mar
Cuando montaste en tus caballos,
Y en tus carros de victoria?

9 Se descubrió enteramente tu arco;
Los juramentos a las tribus fueron palabra segura. Selah
Hendiste la tierra con ríos.

10 Te vieron y tuvieron temor los montes;
Pasó la inundación de las aguas;
El abismo dio su voz,
A lo alto alzó sus manos.

11 El sol y la luna se pararon en su lugar;
A la luz de tus saetas anduvieron,
Y al resplandor de tu fulgente lanza.

12 Con ira hollaste la tierra,
Con furor trillaste las naciones.

13 Saliste para socorrer a tu pueblo,
Para socorrer a tu ungido.
Traspasaste la cabeza de la casa del impío,
Descubriendo el cimiento hasta la roca. Selah

14 Horadaste con sus propios dardos las cabezas de sus guerreros,
Que como tempestad acometieron para dispersarme,
Cuyo regocijo era como para devorar al pobre encubiertamente.

15 Caminaste en el mar con tus caballos,
Sobre la mole de las grandes aguas.

Habacuc narró las proezas y milagros que Dios había hecho para salvar a Israel en el pasado, y así, recordó las obras que Dios hizo a favor de su pueblo. Con esta actitud el profeta combatía el temor que lo había abrumado anteriormente.

16 Oí, y se conmovieron mis entrañas;
A la voz temblaron mis labios;
Pudrición entró en mis huesos, y dentro de mí me estremecí;
Si bien estaré quieto en el día de la angustia,
Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.

La noticia de la futura invasión que vendría de Babilonia conmovió profundamente a Habacuc, tanto así que, parece ser que llegó a enfermarse físicamente. Sin embargo, él decidió estar tranquilo en el día en que la invasión viniera contra su pueblo. Él podía estar tranquilo porque su gozo estaba en el Señor.

17 Aunque la higuera no florezca,
Ni en las vides haya frutos,
Aunque falte el producto del olivo,
Y los labrados no den mantenimiento,
Y las ovejas sean quitadas de la majada,
Y no haya vacas en los corrales;

Aquí Habacuc menciona los productos mas importantes en la canasta familiar de los tiempos bíblicos. El ciudadano común del medio oriente dependía de cada uno de estos elementos para poder mantenerse él y su familia.

Los higos, las uvas, el aceite y las olivas, los frutos de la tierra, las ovejas con su lana y su leche, y las vacas con su carne y su leche, tenían una gran importancia en la economía de los tiempos bíblicos.

18 Con todo, yo me alegraré en Jehová,
Y me gozaré en el Dios de mi salvación.

Lo que Habacuc nos dice es que a pesar de que la economía nacional colapsara, causando así una escasez de las cosas mas necesarias para él y su pueblo, él decidía mantener su gozo en el Señor. Él se iba a alegrar en medio de la tormenta que se avecinaba, porque su alegría y gozo no se basaban en las circunstancias, sino en Jehová el Señor de los ejércitos.

19 Jehová el Señor es mi fortaleza,
El cual hace mis pies como de ciervas,
Y en mis alturas me hace andar.

Al jefe de los cantores, sobre mis instrumentos de cuerdas.

Este último versículo sirve de aliento y consuelo para los que nos afligimos al ver la condición de este mundo, y sabemos que cosas peores vendrán sobre la tierra. Cuando nos sintamos tristes y desanimados, recordemos que del Señor viene nuestra fortaleza.

6 thoughts on “EL LIBRO DE HABACUC

  1. Dios bendiga su vida y le siga dando más sabiduría para que la comparta con todo aquel que desee aprender de la palabra de Dios ha sido de mucha ayuda y de gran bendición para mí Dios te bendiga ricamente

  2. Que gran bendición el poder encontrar por este medio un comentario bíblico tan conciso acerca del libro del profeta Habacuc…Dios le continúe bendiciendo.

  3. Muchas gracias por la Interpretación de este hermoso libro del profeta Habacuc, inspiraciónal en estos tiempos q estamos viviendo!

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