Estudiar el libro de Daniel es como ver de antemano lo que el Señor hará. Ya hemos visto cómo muchas de las profecías de Daniel se han cumplido, como el levantamiento y la caída de imperios. Pero una parte crucial de la profecía aún está pendiente. En Daniel capítulo 8 veremos cómo el Señor le sigue dando revelación a Daniel sobre el tiempo del fin.
El Libro de Daniel: Un Viaje a Través del Tiempo y la Profecía

Desde este capítulo en adelante, el libro de Daniel vuelve a escribirse en hebreo, a diferencia de los capítulos anteriores (del 2:4 al 7:28), que están en arameo, la lengua de los gentiles y la más popular de su tiempo. Este cambio de idioma en el libro es significativo. Lo que Dios le revela a Daniel de aquí en adelante tiene un enfoque con lo que Él hará con su pueblo.
El versículo 1 de Daniel 8 dice: "En el año tercero del reinado del rey Belsasar me apareció una visión a mí, Daniel, después de aquella que me había aparecido antes". Esta revelación ocurre aproximadamente 13 años después de la visión que tuvo en el capítulo 7. La visión del capítulo 7ocurrió en el primer año de Belsasar. Esto nos muestra que Dios daba a los profetas visiones y palabras en solo en momentos necesarios. y conforme a Su propósito, no necesariamente todos los días.
Es importante entender la cronología del libro de Daniel. A veces pensamos que todo lo escrito en un libro bíblico sigue un orden cronológico perfecto, pero no siempre es así. El capítulo 8 ocurre antes de la caída de Babilonia, que se relata en el capítulo 5. El libro está dividido en una sección profética y una sección histórica. Los eventos del capítulo 8 se ubican un tiempo antes de los del capítulo 5, que narran el fin del reinado de Belsasar y la escritura en la pared.
La Visión del Carnero y el Macho Cabrío
Daniel describe su ubicación en el versículo 2: "Vi en visión, y cuando la vi, yo estaba en Susa, que es la capital del reino en la provincia de Elam; vi, pues, en visión, estando junto al río Ulay". Susa y Elam eran parte del territorio de Persia. Sin embargo, Belsasar aún reinaba en Babilonia.
Es probable que Daniel estuviera en Persia por asuntos del reino babilónico, que aún tenía control sobre esas áreas. Susa y Elam se encontraban en el territorio que hoy es Irak e Irán. Este detalle nos da una ubicación geográfica clara de dónde se encontraba Daniel durante esta visión.
El versículo 3 continúa: "Alcé los ojos y miré, y he aquí un carnero que estaba delante del río, y tenía dos cuernos; y aunque los cuernos eran altos, uno era más alto que el otro, y el más alto creció después". Esta visión no se enfoca en los cuatro imperios vistos anteriormente, sino en el segundo y tercer imperio. La segunda bestia del capítulo 7, con forma de oso levantado de un costado, representaba el imperio Medo-Persa. Aquí, el carnero con dos cuernos, uno más alto que el otro, simboliza nuevamente a este imperio.
Los Cuernos al Poniente
El versículo 4 dice: "Vi que el carnero hería con los cuernos al poniente, al norte y al sur, y que ninguna bestia podía parar delante de él, ni había quien escapase de su poder; y hacía conforme a su voluntad, y se engrandecía". Esto describe la expansión del Imperio Persa bajo sus reyes, moviéndose hacia el poniente (oeste), norte y sur.
Dios repite esta revelación de una manera diferente para darnos más detalles. Después de Ciro, Persia tuvo otros reyes, pero Jerjes I es importante para nuestro estudio. Según los historiadores, fue un rey poderoso y parte de la historia de Ester (conocido como Asuero). Jerjes intentó invadir Grecia en el 480 a.C. con una campaña masiva.
En la famosa Batalla de las Termópilas, 300 espartanos contuvieron al ejército persa por tres días. Aunque Jerjes fue derrotado y regresó a Persia, la invasión llenó a los griegos de odio hacia los persas.
La Ascensión y Caída de Grecia
El versículo 5 dice: "Mientras yo consideraba esto, he aquí un macho cabrío venía del lado del poniente sobre la faz de toda la tierra, sin tocar tierra; y aquel macho cabrío tenía un cuerno notable entre sus ojos". El macho cabrío, que viene volando, nos recuerda a la tercera bestia del capítulo 7, un leopardo con cuatro alas, que simbolizaba la rapidez de las conquistas del Imperio Griego. Este cuerno notable es Alejandro Magno.
El versículo 6 añade: "Y vino hasta el carnero de dos cuernos que yo había visto en la ribera del río, y corrió contra él con la furia de su fuerza". Alejandro Magno, un joven líder militar, conquistó el mundo conocido de su tiempo con increíble rapidez. Su furia se debía, en parte, al odio acumulado entre griegos y persas por la invasión de Jerjes. Alejandro derrotó a Darío III, el último rey persa.
El versículo 7 relata: "Y lo vi que llegó junto al carnero, y se levantó contra él y lo hirió, y le quebró sus dos cuernos, y el carnero no tenía fuerzas para pararse delante de él; lo derribó, por tanto, en tierra, y lo pisoteó; y no hubo quien librase al carnero de su poder". Aunque el macho cabrío es físicamente más pequeño que un carnero, pudo con su furia destruir al imperio persa.
Alejandro en Jerusalén
Es interesante notar lo que relata el historiador Josefo. Él dice que cuando Alejandro llegó a Jerusalén, el sacerdote Jadúa le mostró las profecías de Daniel. Especifícamente las que indicaban que él iba a conquistar a Persia. Se dice que, al ver esto, Alejandro evitó la violencia contra Jerusalén, dejó guarniciones y continuó su conquista.
Pero Alejandro Magno no duró mucho. El versículo 8 dice: "Y el macho cabrío se engrandeció sobre manera; pero estando en su mayor fuerza, aquel gran cuerno fue quebrado, y en su lugar salieron otros cuatro cuernos notables hacia los cuatro vientos del cielo". Este cuerno no fue "quebrado" en batalla, sino por su muerte prematura.

Luego, cuatro cuernos, que son los cuatro generales de Alejandro Magno, se levantaron y se dividieron su vasto imperio: Ptolomeo, Casandro, Lisímaco y Seleuco. Esto nos demuestra que la historia humana está escrita de antemano en la presencia de Dios. Él interviene en el destino de la humanidad para llevar a cabo Su plan.
El Cuerno Pequeño: Un Tipo del Anticristo
El versículo 9 revela: "Y de uno de ellos [uno de los cuatro cuernos] salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa". Este "cuerno pequeño" del capítulo 8 no debe confundirse con el "cuerno pequeño" de Daniel 7, que surge de la cuarta bestia (el Imperio Romano) y se refiere al Anticristo del tiempo del fin.
Aquí, el cuerno pequeño surge de uno de los cuatro generales de Alejandro, específicamente del reino seléucida (Seleuco), que controlaba el área de Siria. La dinastía seléucida y la ptolemaica (Ptolomeo, que controlaba Egipto) tuvieron conflictos continuos por el control de la Tierra Santa, que se encontraba entre sus territorios.
Este cuerno pequeño es Antíoco Epífanes, quien reinó del 175 al 164 a.C. Los judíos lo llamaban despectivamente "Epimanes" (el loco), en contraste con su título autoproclamado de "Epífanes" (el ilustre). Este hombre fue un azote para el pueblo de Dios y llevó a cabo un sacrilegio en el santuario.
La Abominación en el Templo
Los versículos 10-11 dicen: "Y se engrandeció hasta el ejército del cielo; y parte del ejército y de las estrellas echó por tierra, y las pisoteó. Aún se engrandeció contra el Príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra."
Antíoco Epífanes causó grandes matanzas y persiguió a líderes y príncipes del pueblo de Dios. Entró en el Templo de Jerusalén e interrumpió los sacrificios diarios. Según datos históricos, colocó una imagen de un ídolo (probablemente Zeus) y sacrificó cerdos en el lugar santísimo. Sus acciones se relatan en los libros apócrifos de 1 y 2 Macabeos.
El versículo 12 añade: "Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó". ¿Por qué prosperó? Porque Dios lo permitió. Es la única razón por la cual un día un reino mundial dirigido por el Anticristo también prosperará: porque es parte del plan de Dios para poner fin al pecado y a la maldad en la tierra.
La Duración de la Visión y su Significado
El versículo 13 plantea una pregunta crucial: "…¿Hasta cuándo durará la visión del continuo sacrificio, y la prevaricación asoladora entregando el santuario y el ejército para ser pisoteados?" Daniel escucha esta conversación entre dos personajes celestiales. Querían saber por cuánto tiempo se va a suspender el sacrificio.
La respuesta en el versículo 14 es: "Y él dijo: Hasta dos mil trescientas tardes y mañanas; luego el santuario será purificado". Muchos estudiosos y exégetas intentan interpretar estos 2,300 días, a menudo considerándolos como años.
Este versículo ha llevado a algunos a intentar calcular fechas para la venida de Cristo o el arrebatamiento de la iglesia. Pero intentar cosa semejante siempre resulta en fracaso.
Los 2,300 días se ven como días literales porque se refieren a las tardes y mañanas de los sacrificios. Nos recuerdan los dos sacrificios diarios en el Templo (mañana y tarde) que detuvo Antíoco Epífanes.
¿Por qué se habla de un hombre como Antíoco Epífanes? Este rey no tiene la fama de grandes reyes como Alejandro Magno o Ciro. La razón es porque él representa a alguien que ha de venir más adelante: el Anticristo. Sus acciones con el pueblo judío lo hacen una sombra de lo que sucederá en el tiempo del fin.
La Interpretación Divina: Gabriel Aparece
El versículo 15 dice: "Y aconteció que mientras yo, Daniel, consideraba la visión y procuraba comprenderla, he aquí se puso delante de mí uno con apariencia de hombre. Y oí una voz de hombre entre las riberas de Ulay, que gritó y dijo: Gabriel, enseña a este la visión". Aquí vemos por primera vez la aparición por nombre del ángel Gabriel.
El versículo 17 describe la reacción de Daniel: "Vino luego cerca de donde yo estaba; y con su venida me asombré, y caí sobre mi rostro. Pero él me dijo: Entiende, hijo de hombre, porque la visión es para el tiempo del fin". Gabriel tenía una gloria que irradiaba al estar continuamente en la presencia de Dios. Su aparición impactó a Daniel, quien se postró, no para adorar, sino por el asombro y la debilidad de su naturaleza humana.
La clave está en la frase: "la visión es para el tiempo del fin". Esto nos muestra que la visión no se limita solo a Antíoco Epífanes y al Imperio Griego. En verdad este cuerno pequeño representa algo que ha de venir, con un doble cumplimiento.
El versículo 18 continúa: "Mientras él hablaba conmigo, caí dormido en tierra sobre mi rostro; y él me tocó, y me hizo estar en pie". Daniel, como Juan en el Apocalipsis, se desmaya ante la gloria. Pero Gabriel lo toca, dándole fuerza para levantarse. El ángel le dice: "He aquí yo te enseñaré lo que ha de venir al fin de la ira; porque eso es para el tiempo del fin" (Daniel 8:19). La visión no se limita al tiempo histórico de Antíoco Epífanes, que fue mucho antes de Cristo, sino que es para el tiempo del fin.
Nombres Claros: Media, Persia y Grecia
Ahora, Gabriel, por primera vez, da nombres específicos en la interpretación:
- Versículo 20: "En cuanto al carnero que viste, que tenía dos cuernos, estos son los reyes de Media y de Persia."
- Versículo 21: "Y el macho cabrío es el rey de Grecia, y el cuerno grande que tenía entre sus ojos es el primer rey."
Esto, para nosotros, ya es historia. Pero para Daniel, quien vivía en el reino de Babilonia bajo Belsasar, esto era una revelación asombrosa. Él ya sabía de antemano que Persia vendría y conquistaría Babilonia, incluso mientras Babilonia era sitiada por los persas. Los babilonios estaban confiados en sus grandes murallas. Pero Daniel sabía que los persas penetrarían los muros porque Gabriel ya se lo había dicho.
Gabriel también le revela que el "gran cuerno" es el primer rey de Grecia, Alejandro Magno, conquistando Persia. Es fascinante cómo Dios le mostró a Daniel los detalles de las campañas militares y las conquistas de Alejandro. Muchos escépticos, al ver la precisión de las profecías de Daniel, han argumentado que el libro debió escribirse después de que estos eventos ocurrieran. Sin embargo, cuando Cristo mismo citó a Daniel en Mateo 24:15, hablando de la "abominación desoladora", confirmó que Daniel es un libro inspirado por Dios.
El Reino Dividido y el Rey Altivo
Finalmente, Gabriel sigue interpretando en el versículo 22: "Y en cuanto al cuerno que fue quebrado, y sucedieron cuatro en su lugar, significa que cuatro reinos se levantarán de esa nación, aunque no con la fuerza de él". Esto se cumplió al cien por ciento con los cuatro generales de Alejandro que se dividieron su vasto imperio. Ninguno de ellos tuvo la prominencia o el poder de Alejandro mismo.
El versículo 23 concluye: "Y al fin del reinado de estos, cuando los transgresores lleguen al colmo, se levantará un rey altivo de rostro y entendido en enigmas". Esto es clave. Después de estos cuatro reinos, y de las dinastías que surgieron de ellos (especialmente la seléucida, de donde vino Antíoco Epífanes), se levantará un rey que es una descripción clara no solo de Antíoco Epífanes, sino también del Anticristo del tiempo del fin.
El versículo 24 describe el poder y la destrucción de este rey: "Y su poder se fortalecerá, mas no con fuerza propia; y causará grandes ruinas, y prosperará, y hará arbitrariamente, y destruirá a los fuertes y al pueblo de los santos".