diciembre 9, 2025

El libro de Daniel termina anunciando el fin victorioso de los planes de Dios con su pueblo. 

Recordemos que Daniel recibió revelaciones acerca del futuro de Israel, sin ver aún el misterio de la Iglesia y la inclusión de los gentiles en el plan de salvación. Antes de completar su trato final con esa nación, debe entrar la plenitud de los gentiles al reino de Dios mediante el evangelio.

Cuando conectamos el capítulo 11:44–45 con 12:1, vemos la figura del anticristo, sus campañas militares y su intento de destruir al pueblo de Dios. En ese contexto “se levantará Miguel”, el gran príncipe que guarda a los hijos del pueblo de Daniel. El texto dice que será un “tiempo de angustia cual nunca fue”, identificado con la gran tribulación. Este período se asocia con la segunda mitad de la “semana 70” de Daniel, entendida como tres años y medio de juicio intenso sobre el mundo e Israel.

Encontramos que hay un vínculo entre Daniel 12:1 y Apocalipsis 12:7. Allí dice que Miguel y sus ángeles combaten al dragón (Satanás) y lo expulsan del cielo. Esto desatará una ira especial contra Israel por haber sido el instrumento para traer la Palabra de Dios y al Mesías. 

Esta profecía también se conecta con las palabras de Jesús en Mateo 24. En ese texto se habla de una tribulación sin paralelo histórico, cuyos días serán acortados por causa de los escogidos. Es importante señalar que el creyente no debe “jugar” con su salvación esperando una segunda oportunidad en ese tiempo. Tal actitud sería tratar de burlar a Dios.

En Daniel 12:2 se mencionan dos destinos en la resurrección: unos para vida eterna y otros para vergüenza y confusión perpetua. No se fija allí el intervalo de tiempo entre ambas resurrecciones, pero se interpreta a la luz de textos como:

  • 1 Tesalonicenses 4 (resurrección de los muertos en Cristo y arrebatamiento de la Iglesia)
  • y Apocalipsis 20 (primera resurrección y luego la segunda, al final del milenio) 

Daniel 12:3 destaca que los entendidos y los que enseñan justicia resplandecerán como el firmamento y las estrellas. Podemos aplicar esta promesa a todos los que poseen la sabiduría de Dios y anuncian el evangelio. 

Luego se subraya la orden de sellar el libro hasta el tiempo del fin, en contraste con Apocalipsis. En Apocalipsis se manda a no sellar la profecía porque “el tiempo está cerca”. Se menciona el aumento de la ciencia y el movimiento de personas. Algunos interpretan esto como avances tecnológicos y científicos sin precedentes en los últimos tiempos.

En la parte final de este capítulo, se mencionan los períodos proféticos de 1.260, 1.290 y 1.335 días. Los días adicionales son un misterio y quizá se relacionan con el intervalo de tiempo entre:

  • la derrota del anticristo
  • la purificación de la Tierra
  • y el establecimiento pleno del reino milenial 

El libro concluye con una promesa personal para Daniel: él descansará y se levantará para recibir su heredad al final de los días. De esta palabra podemos extraer una aplicación personal. Y es que, Dios recompensará a los que, como Daniel, perseveran, se mantienen fieles y ponen a Cristo en el primer lugar. 

Así que, consagremos nuestras vidas cada día más y vivamos preparados para el día de su arrebatamiento.

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