julio 27, 2024

LA ENVIDIA

La envidia es un mal muy común en la raza humana. Hay quienes envidian el talento que otros poseen. Por ejemplo, el joven que no tiene habilidades en los deportes envidia al atleta popular de su escuela. La joven que no consigue que alguien se interese en invitarla a salir, envidia a aquella que tiene una fila de pretendientes. Los pobres envidian a los ricos. La envidia puede tocar todas las áreas de nuestras vidas ya que se manifiesta cuando uno considera que a su prójimo le va mejor o posee algo mejor que deseamos tener.

¿Cómo se define la envidia? La envidia es aquel sentimiento o estado mental en el cual existe dolor o desdicha por no poseer uno mismo lo que tiene el otro, sea en bienes, cualidades superiores u otra clase de cosas. La Real Academia Española la ha definido como tristeza o pesar del bien ajeno, o como deseo de algo que no se posee (Wikipedia).

En la Biblia tenemos algunos casos que aunque la palabra “envidia” no se mencione en ellos, al conocer los detalles de cada relato no cabe duda de que en tales historias tengamos dicha emoción. Por ejemplo, la historia de Caín quien envidio a su hermano Abel porque su ofrenda fue aceptada por Jehová (Génesis 4). Sarah tuvo envidia de Hagar al no poder concebir hijos por ser estéril (Génesis 16). Otro caso famoso en la Biblia es el de José y sus hermanos. Estos tenían envidia de él por ser el niño mimado de su padre (Génesis 37:11).

TEXTOS PARA REFLEXIONAR

Proverbios 14:30 El corazón apacible es vida de la carne; Mas la envidia es carcoma de los huesos. Este versículo nos revela que aquel que tiene su mente y corazón en calma y en quietud, produce salud para su cuerpo. Pero la envidia es como pudrición a los huesos. Es decir, que el envidioso sin saberlo está afectando no solo su alma sino también su bienestar fisico.

Filipenses 1:15  Algunos, a la verdad, predican a Cristo por envidia y contienda; pero otros de buena voluntad. Es lamentable que haya predicadores que salen a ministrar la Palabra de Dios con una motivación carnal. Ven como Dios usa a sus compañeros para salvar las almas que se están perdiendo y vez de gozarse con ellos, se entristecen al verlos prosperar en la obra del Señor. Oremos que nuestro servicio para el Reino de Dios sea hecho de buena voluntad.

1 Corintios 13:4  El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece. Si queremos combatir el sentimiento de envidia que puede surgir en cualquier momento en nuestras almas; es necesario que pidamos a Dios que nos llene de más amor. Porque el amor de Dios es un gran antídoto contra ese veneno tan destructivo. El amor se goza mas en dar que en recibir. Por lo tanto, si amo a mi projimo estaré feliz por sus bendiciones sin desear maldad para él.

Éxodo 20:17 No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo. Cuando deseamos aquello que le pertenece al prójimo, lo hacemos movidos por un sentimiento de envidia. Esa codicia es la que lleva a muchos a cometer crímenes fatales para robar la pertenencia del envidiado.

Gálatas 5:26  No nos hagamos vanagloriosos, irritándonos unos a otros, envidiándonos unos a otros.

LA SOBERBIA

Soberbia (del latín superbia) y orgullo (del francés orgueil), es un sentimiento de sobrevaloración de uno mismo por sobre los demás.

Otros sinónimos son: altivez, arrogancia, vanidad, etc. Como antónimos tenemos: humildad, modestia, sencillez, etc. El principal matiz que las distingue está en que el orgullo es disimulable, e incluso apreciado, cuando surge de causas nobles o virtudes, mientras que a la soberbia se la concreta con el deseo de ser preferido a otros, basándose en la satisfacción de la propia vanidad, del yo o ego. Por ejemplo, una persona orgullosa o soberbia jamás se "rebajaría" a pedir perdón o ayuda (Wikipedia).

Proverbios 8:13 El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, el mal camino, Y la boca perversa, aborrezco. La soberbia es una de las cosas que Dios mas aborrece y si queremos agradarle, debemos compartir el mismo sentir. Debemos aborrecer el mal de la arrogancia y la soberbia. Toda voz o pensamiento que nos haga sentir superiores a los demás debe ser quebrantado.

Proverbios 16:18 Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu. La soberbia fue la que causo la caída de Lucero (Ezequiel 28), un ángel hermoso que acabo convirtiéndose en Satanás. Cuando alguien es quebrantado o destronado, debemos preguntarnos qué ocurrió antes de ese quebrantamiento.  Es posible que en el corazón del individuo haya surgido la soberbia como ocurrió con el rey Nabucodonosor (Daniel 4).

Abdías 1:3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿Quién me derribará a tierra?

Gálatas 6:3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña.

Estos versículos revelan que el soberbio es engañado por el sentimiento de superioridad. Llega a creer que en verdad es la gran cosa, que aunque otros hayan caído, él no; él no va a caer porque es el mejor. Tal individuo entra en una ceguera tal que no le deja ver la realidad. Ignora cuan débil es y cuanto necesita de Dios para subsistir. Esta arrogancia se puede colar entre nosotros cuando nos consideramos superiores al hermano que ha caído en pecado. Cuando creemos que no nos vamos a descarriar o que no vamos a fallar porque somos fuertes, gente de ayuno y oración que no le da tregua al diablo, esto puede ser una evidencia de que ya hemos sido mordidos por la serpiente de la soberbia.

Proverbios 11:12 El que carece de entendimiento menosprecia a su prójimo; Mas el hombre prudente calla. La soberbia es sobrevaloración, mientras que el menosprecio es tener en poco al prójimo o darle menos valor. Cada vez que en nuestros corazones tengamos una actitud o pensamiento que valoriza mas a un hermano que a otro, hemos caído en soberbia.

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