Continuamos con nuestro estudio del capítulo 9 de Daniel, donde vemos al profeta orando y clamando al Señor por su pueblo. Oraba porque, al leer el libro de Jeremías (Jer. 25:11-12), notó que la profecía decía que el cautiverio de los judíos en Babilonia duraría 70 años. Como se acercaba el fin de los 70 años, Daniel clamó a Dios por la restauración de su pueblo.
Ahora seguimos leyendo en el versículo 21 del capítulo 9.
La llegada de Gabriel
Mientras oraba, Daniel dice que el ángel Gabriel, vino rápidamente a la hora del sacrificio de la tarde. El sacrificio de la tarde era un rito que se celebraba en el Templo. ¿Por qué vino el ángel a esa hora? Aunque el Templo ya estaba destruido, creo que Dios honró la oración del profeta. El Señor la recibió como un sacrificio agradable.

Esta oración tuvo lugar alrededor de 538 a.C., pocos años antes de completarse los 70 años profetizados (aprox. 536 a.C.). Daniel deseaba que la profecía de Jeremías se cumpliera, pero Gabriel vino para darle sabiduría y entendimiento.
El ángel vino con un mensaje importante: Sí, el cautiverio duraría 70 años, pero el plan divino iba más allá de ese tiempo. En vez de 70 años, eran 70 semanas de años. Es decir, un total de 490 años determinados sobre el pueblo de Israel.
70 Semanas
El versículo 24 dice: “Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, poner fin al pecado, expiar la iniquidad, traer justicia perdurable, sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos.” Este versículo abarca varios puntos clave:
- Dios terminará la rebeldía humana (prevaricación).
- Pondrá fin al pecado (el mal en la humanidad desde Adán y Eva).
- Expiará la iniquidad, reconciliando a la humanidad por la sangre de Cristo.
- Traerá justicia perdurable, no solo divina, sino entre los creyentes.
- Sellará la visión y profecía, pues todo será cumplido.
- Ungirá el Santo de los santos. Este término se refiere al Lugar Santísimo, que será ungido en el futuro cuando se restablezca la gloria y presencia divina.
En la inauguración del Templo, la gloria de Dios descendió en el santuario. Pero no ocurrió lo mismo en las reconstrucciones posteriores. Solo al final, cuando el templo futuro sea ungido, la presencia divina reposará allí otra vez.
El comienzo de las Semanas
Versículo 25: “Desde la salida de la orden para restaurar y edificar Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas y sesenta y dos semanas.” Aquí, Gabriel divide las 70 semanas en tres partes: 7, 62 y 1. Ese período inicia con una orden para restaurar Jerusalén. La Biblia menciona varios decretos, pero el que está más acorde con la profecía es el decreto de Artajerjes. Él dio la orden para reconstruir la ciudad y los muros a Nehemías en 445 a.C.
Así que, Gabriel indica a Daniel que podrán contar los años desde ese decreto hasta la llegada del Mesías. Las siete semanas (49 años) y las sesenta y dos semanas (434 años) suman 483 años desde el decreto hasta el Mesías.
Luego, en el versículo 26, dice: “Después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías, mas no por sí.” Aquí Dios revela no solo la llegada sino también la muerte del Mesías. Él no moriría por un crimen personal, sino como ofrenda para otros, indicando el propósito redentor de la muerte de Cristo.
Después de la Semana 69
Luego, el pasaje menciona: “el pueblo de un príncipe que ha de venir destruirá la ciudad y el santuario”. Esto se cumplió en el año 70 d.C., cuando los romanos bajo Tito destruyeron Jerusalén y el Templo. Ahí se cumplieron tanto la profecía de Daniel como la del Señor Jesucristo en Mateo 24.
La profecía sigue: “Su fin será con inundación y hasta el fin de la guerra durarán las devastaciones.” Tras la muerte del Mesías y la destrucción de Jerusalén, el conteo profético entra en pausa. Las primeras 69 semanas (483 años) se cumplieron, pero la semana número 70 queda pendiente. Entre la muerte de Cristo y el tiempo presente hay un “intervalo profético”. Estamos en una pausa en la que Dios trabaja con los gentiles a través de la Iglesia, y no con Israel directamente. Cuando termine esta “intervalo”, comenzará la última semana, la semana 70.

La #70
Versículo 27: “Por otra semana confirmará el pacto con muchos; a la mitad de la semana hará cesar el sacrificio y la ofrenda.” Aquí, la última semana (de siete años) se refiere al gobierno del anticristo, "el príncipe que ha de venir." Al comienzo de los siete años otorgará paz. Pero a la mitad interrumpe los sacrificios y comete la “abominación desoladora”. Este es el período conocido como la Gran Tribulación.
Las 70 semanas se pueden esquematizar así:
- 7 semanas (49 años) desde el decreto de Artajerjes.
- 62 semanas (434 años) hasta la venida y muerte del Mesías (aprox. 32-33 d.C.).
- Pausa profética entre la semana 69 y 70 (la era de la Iglesia y evangelización).
- Última semana (7 años): inicia con un pacto de paz, a la mitad se rompe el pacto y causa desolación.
El texto concluye con la seguridad de que todo este plan está perfectamente calculado y determinado por Dios. La historia confirma que hasta ahora las profecías se han cumplido. Solo resta el cumplimiento de la última semana. Cuando venga, traerá juicio sobre el “desolador” (el Anticristo), tal como dice en Apocalipsis 19.
Esta profecía nos enseña que en medio de tribulaciones, guerras y crisis, podemos confiar en que Dios está en control. Él lo ha anunciado todo de antemano. Por eso, hay que vivir en fidelidad, fe y consagración, atentos a la Palabra y a los tiempos proféticos. Vivimos en tiempos de guerra espiritual y aflicciones. Pero Dios nos da la fuerza para mantenernos firmes. Que Dios te bendiga y te fortalezca . Que la gracia del Señor Jesucristo sea con todos. Amén.