julio 27, 2024
Así como el Cosmos sufre de desorden gradual, la vida espiritual puede padecer de lo mismo. Solo la Palabra de Dios puede ordenar nuestros pasos.

Dentro de la ciencia Física, existe una rama de estudio conocida como termodinámica. La termodinámica estudia los efectos de los cambios de temperatura, presión y volumen de un sistema físico (un material, un líquido, un conjunto de cuerpos, etc.) a nivel macroscópico. https://energia-solar.net/termodinamica

Una de las leyes de la termodinámica es la entropía que, entre otras cosas, revela un aumento gradual de desorden en el universo. Esto quiere decir que todo lo que vemos en el cosmos tiende a desorganizarse y decaer.

“La entropía no es el desorden sino una medida del desorden. De acuerdo con la Segunda Ley de la Termodinámica, todos los sistemas cerrados se esfuerzan por maximizar la entropía. Revertir esta tendencia cada vez mayor hacia el desorden requiere el aporte de energía. Es por eso que la limpieza es tan agotadora. Si se deja sola, su casa se llenaría de polvo, las arañas se mudarían y, finalmente, se desmoronaría.” https://www.realclearscience.com/lists/10_greatest_ideas_in_the_history_of_science/entropy_universe_tends_toward_disorder.html

Desorden en lo Espiritual

De manera similar, nuestra vida espiritual puede sufrir un cambio gradual hacia el desorden. Si no somos cuidadosos, poco a poco permitiremos comportamientos pecaminosos en nuestras vidas.

Nuestras acciones reflejan si estamos caminando en orden o no delante de Dios. Nuestras decisiones, rutinas y acciones diarias demuestran si hemos caído en un caos espiritual.

Ya vimos que se requiere de energía para revertir los desórdenes físicos en nuestro mundo. Si no trabajamos para ordenar nuestro ambiente, será imposible revertir el problema.

Igualmente, si no actuamos para contrarrestar el desorden espiritual, andaremos desordenadamente. Solo la palabra de Dios nos puede ayudar a ordenar nuestras vidas.

Orden en la Palabra de Dios

Salmo 119:133 Ordena mis pasos con tu palabra, Y no se enseñoree de mí la iniquidad.

Los pasos del hombre simbolizan sus decisiones en la vida diaria. Usualmente tomamos decisiones que nos alejan de Dios, resultando en confusión en nuestras vidas.

A veces damos pasos torcidos porque una iniquidad nos esclaviza en el alma. No obstante, el Señor puede guiar nuestro caminar con su palabra, ayudándonos a vivir rectamente.

Que esta palabra nos inspire a pedirle al Señor que nos guíe en nuestras decisiones. Que podamos seguir los pasos de nuestro Señor Jesucristo.

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