octubre 5, 2024

 

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Hace mucho que publiqué un estudio acerca de Daniel y la oración en el capítulo 9. En esta ocasión deseo continuar hablando de las profecías del libro de Daniel y me voy a enfocar en la segunda parte de este capítulo, el cual trata el tema de las setenta semanas. Esta revelación es un esquema condensado del reloj profético de Dios para Israel, y por ende, para este mundo.

Daniel se encontraba en ayuno y oración pidiendo perdón por los pecados de su pueblo e intercediendo para que el Señor regresara a los cautivos que se encontraban en Babilonia a su tierra, Israel.

Mientras él clamaba en la presencia de su Dios, vino el ángel Gabriel para hacerle entender el plan de Dios para su pueblo.

V. 24 Setenta semanas están determinadas sobre tu pueblo y sobre tu santa ciudad, para terminar la prevaricación, y poner fin al pecado, y expiar la iniquidad, para traer la justicia perdurable, y sellar la visión y la profecía, y ungir al Santo de los santos. 

Antes de analizar esta profecía, debemos estar conscientes de la importancia del calendario judío al medir el tiempo determinado por Dios para su pueblo.

Grant Jeffrey nos enseña algo importante al respecto: "Un factor importante, pero frecuentemente ignorado en la cronología de la profecía, es la de la duración correcta del año profético. El año judío en los tiempos bíblicos era lunar-solar y solo tenía 360 días.

Por consiguiente, si deseamos entender el tiempo exacto envuelto en esta profecía, necesitamos calcular utilizando el calendario correcto de 360 días que utilizaron los profetas.

En el libro de Apocalipsis, la visión de la gran tribulación describió los tres años y medio finales, siendo 1260 días exactamente. "Un tiempo y tiempos y la mitad de un tiempo." Ap. 12:6. Un tiempo = un año de 360 días; versículo 14), y "cuarenta y dos meses" de treinta días cada uno (13:5). Estas referencias confirman que el año bíblico para cálculos históricos y proféticos contenían precisamente 360 días.

Gabriel le informó a Daniel que Dios había determinado setenta semanas para en ese tiempo llevar a cabo los planes que tenía en su agenda, que son:

  • Terminar la prevaricación
  • Poner fin al pecado
  • Expiar la iniquidad
  • Traer la justicia perdurable
  • Sellar la visión y la profecía
  • Ungir al Santo de los santos

Las setenta semanas son, pues, semanas de años que nos dan un total de 490 años. Pero es muy importante saber en que momento comienzan a correr estas semanas en el calendario de Dios. De lo contrario vamos a terminar totalmente confundidos en cuanto al significado de esta profecía.

Por la gracia de Dios, Gabriel le traía a Daniel la información en cuanto al tiempo en que iniciaba la primera semana.

V. 25 Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y sesenta y dos semanas; se volverá a edificar la plaza y el muro en tiempos angustiosos.

Notemos que en este versículo se está hablando de dos períodos; uno de siete semanas, y otro de 62 semanas.

La orden de reconstruir los muros de Jerusalén fue dada por el rey persa Artajerjes Longimanus en el mes de Nisán, en el año veinte de su reinado.

En ese día el rey observó que Nehemías su copero estaba triste y quiso saber cual era la causa de ello. Fue de esa conversación que vino la orden para la restauración de los muros de Jerusalén (Nehemías 2:1).

El Observatorio Real de Greenwich, en el Reino Unido, ha calculado que el primero de Nisán en el año veinte de Artajerjes ocurrió en Marzo 14, 445 A.C.

Aunque hubieron otras ordenes para la restauración de los judíos y su ciudad amada, esta fecha es la que encaja con los demás acontecimientos anunciados más adelante en esta profecía.

Desde Marzo 14, 445 A.C en adelante debemos contar siete semanas de años que nos dan un total de 49 años.

7 x 7 = 49

Luego hay un período de 62 semanas que equivalen a 434 años.

62 x 7 = 434

7 + 62 = 69

Después de la semana sesenta y dos se le quitará la vida al Mesías (Abril 6, 32 D.C. día de la entrada triunfal).

Nota: Al calcular la duración de años entre cualquier fecha antes de Cristo (A.C.) a cualquier fecha después de Cristo (D.C.), un año debe ser siempre omitido. Es decir, que el tiempo transcurrido entre la pascua en el 1 A.C. y la próxima pascua en el 1 D.C. fue solo un año, no dos años.

También es necesario saber que cuando estudiamos la historia antigua, los sucesos que ocurrieron A.C. se cuentan de forma regresiva. O sea que, después del año 445 A.C. vino el año 444 A.C., 443 A.C., etc.

No es que los antiguos contaban de forma regresiva, sino que los historiadores decidieron tomar el nacimiento de Cristo como un punto de referencia para fijar las fechas de los sucesos de la historia.

Las primeras 69 semanas terminaron cuando se le quitó la vida al Mesías. Sin embargo, la semana 70 de la profecía de Daniel, los últimos siete años de esta era, falta por cumplirse aun.

La pregunta que podemos hacer es ¿porqué no continuó el cumplimiento de la semana número 70 después de la muerte y resurrección de Cristo?

Es obvio que Dios hizo una pausa en su reloj profético porque tenía un plan especial para la humanidad.

Ha sido durante esta pausa de casi dos mil años que Dios ha injertado a los gentiles en el plan de salvación. La iglesia es el resultado de la obra de Cristo quien al morir detuvo el tiempo en 483 años, es decir, 69 semanas.

Recordemos lo que dice en 2 Pedro 3:9: El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. 

Es por amor a nosotros los que hemos creído y a los que faltan por venir, que el Señor aun no ha terminado con todo lo que tiene escrito en su gran agenda.

2 thoughts on “LAS 70 SEMANAS (Dn. 9:24-27)

  1. Hola! Quisiera saber que hay de cierto en lo que concierne a la construcción de un nuevo templo en Jerusalen.Y si tiene alguna relación respecto al tiempo del fín…será esto cierto.

    1. Hola Antonio, sí es cierto que hay planes para la construcción de un nuevo templo, pero esto aún no se ha podido realizar, ni lo han podido comenzar. Mientras la mezquita de Omar esté en El Monte del Templo, los judíos no podrán llevar a cabo esa obra. Creo que tomará un milagro de Dios para que se cumplan las profecías del templo futuro.

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