marzo 13, 2025

Por casi dos mil años la iglesia ha estado esperando el regreso de su Señor y Salvador Jesucristo. Esta espera ha probado la fe y la paciencia de los santos hasta el límite, causando el desanimo en muchos, y la duda a las profecías bíblicas en otros. Creo que en cada siglo de espera han habido cristianos que se han cansado de esperar y han caído en desaliento y perdida de la fe en la promesa. Pero actualmente, la apatía y dejadez en muchos creyentes y predicadores han llegado a niveles alarmantes.

Es por esto que el Señor dejó advertencias claras para sus siervos en cuanto a la vigilancia que debemos ejercer al esperar su regreso por nosotros. Jesús sabía que iba a venir un letargo espiritual a la iglesia al percibir que el Señor se tardaría en venir.

 

Mateo 24:42-51

42 Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor.

Cristo no nos da una sugerencia, esta es una orden clara y precisa. Tenemos que ser vigilantes. Velar significa estar atento, alerta, mirar con atención y cautela con el fin de evitar el peligro o una catástrofe. ¿Por qué es necesario que velemos? Porque no sabemos la hora de su venida. En su sabiduría nuestro Dios ha decidido mantener este secreto tan bien guardado, que ni siquiera los ángeles que le rodean saben el día o la hora de su venida.

 

43 Pero sabed esto, que si el padre de familia supiese a qué hora el ladrón habría de venir, velaría, y no dejaría minar su casa.

A Jesucristo le gustaba ilustrar las verdades espirituales utilizando ejemplos de la vida diaria.

44 Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis.

Cuán importante es que cada cristiano sepa que está preparado para la venida del Señor. Esta seguridad y conocimiento nos permiten vivir en paz y confianza mientras estemos en este planeta.

45 ¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?

Podemos aplicar este versículo a los pastores de las iglesias, ya que ellos tienen la responsabilidad de alimentar las ovejas con la Palabra de Dios. Pero todos somos siervos de Dios y un día tendremos que dar cuenta al Señor por nuestras obras. Si queremos ser hallados haciendo la voluntad de nuestro Señor, necesitamos en nuestro carácter las cualidades de fidelidad y prudencia. Un siervo fiel cumple con sus deberes en ausencia de su señor. No espera estar en presencia de su amo para actuar con diligencia y excelencia. En el Salmo 101:2 dice: “Entenderé el camino de la perfección cuando vengas a mí. En la integridad de mi corazón andaré en medio de mi casa.” ¿Por qué el salmista decidió andar en integridad en medio de su casa? Porque en tu casa se manifiesta quien eres realmente.

El siervo de Dios debe también ser prudente, es decir, sabio e inteligente en su vida espiritual. Hay muchos que tienen inteligencia y sabiduría para las cosas temporales de este mundo. Pero para las cosas de Dios son ignorantes y necios. El siervo sabio toma

 

46 Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

Ojala que todos nosotros seamos hallados haciendo así. Es decir, haciendo la voluntad del Señor, esperándolo ocupados en su voluntad y andando en integridad.

47 De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.

En Romanos 8 dice que somos coherederos con Cristo. Esta es la recompensa para los siervos fieles, nos dará con él todas las cosas.

48 Pero si aquel siervo malo dijere en su corazón: Mi señor tarda en venir;

Creo que este es el pensamiento que arropa una gran cantidad de creyentes en el mundo. Podemos notar que muchos de los grandes ministerios de predicación y enseñanza solo se enfocan en temas que hablen de prosperidad. Se tratan temas con una visión terrenal, como si fuéramos a vivir en esta tierra para siempre.

49 y comenzare a golpear a sus consiervos, y aun a comer y a beber con los borrachos,

Este pensamiento y actitud perversa hace que muchos abusen de la obra de Dios. Golpean y hacen daño con sus palabras, mientras que otros se rinden a vivir en los placeres de la carne.

50 vendrá el señor de aquel siervo en día que éste no espera, y a la hora que no sabe,

Es muy peligroso caer en ese estado de descuido, pues aunque Cristo no se manifieste en este tiempo presente, lo cierto es que para el que muere ha llegado la venida del Señor. Debemos estar preparados para volar cuando suene la trompeta o listos para ir a Él cuando nos llegue el tiempo de partir de este mundo.

51 y lo castigará duramente, y pondrá su parte con los hipócritas; allí será el lloro y el crujir de dientes.

Que Dios nos ayude a tomar en serio estas palabras, porque las consecuencias de ignorar esta advertencia que nos da Cristo, son el pasar una eternidad en lloro y lamento sin Dios y sin esperanza.

 

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