Al observar el estado espiritual de muchas iglesias cristianas en este mundo, tengo que llegar a la conclusión de que estamos viviendo en un tiempo de escasez de fuego del Espíritu Santo y falta de conocimiento de Dios.
Esta crisis espiritual que azota muchos sectores del cristianismo evangélico no debe ser subestimada y creo que si no tomamos la acción necesaria para provocar un cambio radical en nuestras congregaciones, podemos sufrir grandes pérdidas en el número de ovejas en el redil.
Se que hay otros problemas importantes que afectan el pueblo de Dios en todo el mundo, sin embargo, creo que la falta de conocimiento del Espíritu Santo y la comunión que podemos tener con él, esta causando la decadencia ministerial en muchos altares, y la caída de otros en la fe.
Creo que si estudiamos la persona del Espíritu Santo y su ministerio la palabra de Dios despertará el interés y deseo de conocerlo aún más y así desarrollaremos una comunión íntima con él.
Por lo tanto, le invito a participar de esta búsqueda de conocimiento y revelación de la tercera persona de la Trinidad, con un enfoque en la intimidad que podemos tener con nuestro Dios por la sangre de Jesús.
“Durante uno de sus viajes misioneros, el apóstol Pablo le preguntó a un grupo de ¨miembros¨de la iglesia de Efeso (en realidad eran discípulos de Juan el Bautista) acerca de la doctrina del Espíritu Santo. Su respuesta debe haber escandalizado un poco a Pablo, porque contestaron: ´…Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo´ (Hechos 19:2)” Auxiliar Bíblico Portavoz, p. 651
Aunque podemos comprender que la causa de la ignorancia que los creyentes de Éfeso tenían acerca del Espíritu Santo era porque no habían sidos expuestos a esta doctrina, el problema de la iglesia de hoy en día es que muchos sufren de ignorancia del Espíritu Santo y su ministerio a causa del desánimo y apatía espiritual que asedia a muchos cristianos.
El desinterés por la persona del Espíritu Santo en estos últimos días es un ataque más de las fuerzas de las tinieblas contra la iglesia de Jesucristo. Ante una realidad tan desconcertante, ¿qué puede hacer el cristiano que se da cuenta de su condición y desea ser transformado por el poder de Dios?
Si hacemos un estudio de todos los avivamientos en la historia del pueblo de Dios, ya sea los que encontramos en la Biblia o en la historia de la iglesia, descubriremos que todos tienen algo en común. El avivamiento comienza con una humillación sincera delante de Dios, y un regreso a su palabra.
Ahora bien, una vez que nos humillamos y andamos en su palabra, el siguiente paso hacia el avivamiento es una búsqueda de la presencia de Dios en oración. La oración es un ingrediente esencial para poder experimentar la presencia de Dios en nuestras vidas.
Todas las evidencias históricas nos muestran que cada vez que una congregación o una persona toma estos pasos en busca del fervor espiritual, Dios siempre responde a favor de su pueblo.
Dios no ha cambiado. El libro de los Hechos aún se continua escribiendo en el corazón de Dios. Los hechos del Espíritu Santo están vigentes hoy, y solo los hambrientos y sedientos por su presencia verán su gloria.
¡Vamos, pues, a buscarle de todo corazón!