LA GUERRA CONTRA EL MUNDO

Juan 15:18 Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros. 19 Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero porque no sois del mundo, antes yo os elegí del mundo, por eso el mundo os aborrece.

Uno de los aspectos desafiantes de ser cristiano es lidiar con la persecución que viene del mundo. La persecución contra los creyentes está motivada por el odio al mensaje del evangelio y al reino de Jesucristo. Pero, además de lidiar con persecución, los cristianos también deben luchar con la influencia mundana dentro de la iglesia. Por esto consideramos al mundo como uno de los adversarios de la fe.

Pero cuando usamos el término «mundo, debemos definirlo correctamente. De lo contrario, se podría concluir que la Biblia contiene inconsistencias sobre el tema. Por ejemplo: En Juan 3:16 dice que Dios ama al mundo, mientras que en otras escrituras se nos exhorta a no amar al mundo. 

En el griego, así como también en español, esta palabra tiene varias aplicaciones. En el Nuevo Testamento, el término más común para referirse a “mundo” es kósmos, utilizado más de doscientas veces por los escritores sagrados. En otras partes “mundo” viene de los vocablos aión, “siglo”, y oikouméne, “el mundo habitado.” Kósmos significa literalmente ornamento. Según Vine: “orden, disposición, ornamento, adorno.” De esta palabra obtenemos el término cosméticos.  

¿Cómo es posible que una palabra cuyo sentido era “ornamento” llegara a significar “el mundo”? Leon Morris sugiere que el ornamento excepcional es el universo, pero que para la humanidad la parte más importante de dicho universo la constituía el mundo en que ella vivía. 

Quizá la relación de Dios con el mundo podría definirse como una de amor y odio al mismo tiempo. El Señor ama a los hombres y mujeres mundanos, a toda la raza humana, a pesar de lo pecadora que es y de que vive su propia vida de separación y rebeldía contra Él. Y por esto ha provisto perdón para los pecados del mundo en la cruz de su Hijo 

2 Corintios 5:18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; 19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.

Sin embargo, Dios odia el sistema del mundo y éste le odia a Él (Santiago 4:4). Las filosofías de la vida que el mundo tiene ciegan a los hombres al amor divino y refuerzan su separación pecaminosa de Dios.” Dr. Ed Murphy

1 Juan 2:15 No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. 16 Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.  17 Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Si el amor de Dios reina en nuestros corazones, automaticamente vamos a aborrecer la maldad de este mundo. La misma santidad de Dios nos hará sentir rechazo hacia las cosas que no le agradan. 

En el versículo 16 el Espíritu Santo nos da ejemplos de las cosas de este mundo. Lo primero es los deseos de la carne. Hay una alianza entre el sistema pecaminoso del mundo y los deseos de la carne. Junto con los deseos de la carne está el deseo de los ojos.  

Gálatas 6:14  Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo al mundo.

El Espíritu Santo le reveló al apostol Pablo como vencemos al mundo. Nuestra relación con el Señor Jesucristo trae una doble crucifixión en la que el mundo, y a la misma vez, nosotros estamos clavados a la cruz. Un crucificado no tiene poder para moverse por más que quiera. Esta debe ser nuestra relacion con el mundo.

1 Juan 5:4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe.

Además de la cruz de Cristo, y la fe de Dios, todo lo que nace de Él nos garantiza la victoria.

CARDIOLOGÍA ESPIRITUAL

Antes de explicar a qué me refiero con cardiología espiritual, veamos primeramente qué es la cardiología. De acuerdo a la Enciclopedia Británica, la cardiología es una especialidad médica que trata con el diagnóstico y tratamiento de enfermedades y desordenes del corazón.

Sabemos pues que esta disciplina médica se enfoca en tratar problemas del corazón físico del hombre. Pero en la Biblia Dios trata con el corazón espiritual del ser humano. 

¿Cómo sabemos que hay un corazón espiritual? ¿A que se referían los judíos cuando hablaban del corazón en las Escrituras?

En hebreo es la palabra leb y kardia en el griego. El diccionario de la Concordancia Strong la define de esta manera: “corazón; también usado figurativamente muy ampliamente para los sentimientos, la voluntad e incluso el intelecto, de manera similar para el centro de cualquier cosa.”

La palabra corazón es usada de tantas formas hoy en día, que quizas muchos ignoran el significado de esta palabra en la Biblia. Al hablar de cardiología espiritual, me refiero al examén que debemos hacernos en el hombre interior para tratar con los desórdenes espirituales que vienen a nuestras vidas (Proverbios 4:23).

Primeramente, veamos los diferentes usos de la palabra corazón.

  1. Organo bombeador de sangre: un organo hueco muscular que bombea sangre alrededor del cuerpo, en los humanos está situado en el centro del pecho con su vértice dirigido hacia la izquierda.
  2. Base de la vida emocional: la fuente y centro de la vida emocional, donde los sentimientos más profundos y sinceros están establecidos y donde una persona es muy vulnerable al dolor.
  3. El carácter: el carácter esencial de alguién.
  4. Compasión: la habilidad de sentir sentimientos humanitarios y altruistas.
  5. Afecto: amor, o una cálida admiración.
  6. Espíritu: la capacidad de valentía y determinación. Ej.: Ella puso todo su corazón y esfuerzo en hacer el negocio.
  7. Representación del corazón: una imagen simplificada y convencionalizada de un corazón, de una forma más o menos triungular, usada usualmente para significar el amor.
  8. La parte central: El centro distinctivo, significativo, y caracteristico de algo. Ej.: El centro de America.

El Hombre Interior

En el sentido bíblico, el corazón es la parte interior del hombre donde residen los pensamientos, el intelecto, las emociónes, etc. La Biblia nos muestra que en el corazón residen los pensamientos (Gn. 6:5).

Dios conoce la condición del corazón humano, ya hablando del corazón espiritual del hombre, que es «engañoso más que todas las cosas, y perverso…» Jeremías 17:9

Por esto, como cristianos lavados con la sangre de Cristo debemos entender que aun nuestros corazones deben ser tratados por Dios para llegar a tener un corazón conforme al suyo. Jesús declaró que el corazón es la fuente de la maldad que el hombre comete contra Dios.

En Marcos 7:21 el Señor nos da una lista de las maldades que salen del corazón.

  1. Los malos pensamientos
  2. Los adulterios
  3. Las fornicaciones
  4. Los homicidios
  5. Los hurtos
  6. Las avaricias
  7. Las maldades
  8. El engaño
  9. La lascivia
  10. La envidia
  11. La maledicencia
  12. La soberbia
  13. La insensatez

Debido a esta terrible realidad que debemos enfrentar, Dios tiene un metodo para tratar con estas enfermedades espirituales en nosotros. Él prueba y escudriña el corazón. Salmo 7:9; Jeremías 17:9-10

El Señor hará que entremos en situaciones dificiles e inesperadas para que en medio de ellas se manifieste como es en verdad nuestro corazón. Como el hombre piensa en su corazón así es él (Pr. 23:7). Tenemos por ejemplo el pueblo de Israel en el desierto (Deut. 8:2-3; He. 3:10, 12).

A veces es necesario entrar en un desierto porque sólo allí puede nuestro corazón oír la voz de Dios (Oseas 2:14).