A veces he escuchado a algunos creyentes que al orar, siempre están rompiendo y cancelando maldiciones en sus vidas. Este tipo de cristianos, usualmente temen ser victimas de alguna maldición del pasado o del presente. Pero un estudio cuidadoso de la palabra de Dios nos muestra que no tenemos porqué temer a tales cosas. El Señor Jesucristo murió y resucitó para salvarnos y bendecirnos con toda bendición espiritual en los lugares celestiales (Efesios 1:3).
En este estudio bíblico, examinaremos el tema de las maldiciones en la Biblia. Veremos cuál fue el origen de la maldición; cómo somos librados de ella, y la protección divina para su pueblo. Que a través de este video recibas paz y fortaleza espiritual.
1. Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: 2 Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. 3 Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. 4 Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. 5 Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: 6 ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel.
La vasija que se deshizo
En el Antiguo Testamento, el Señor habló a su pueblo a través de sus siervos los profetas. Muchas veces, Dios usó figuras retóricas en Sus mensajes para hacerles entender su trabajo en ellos.
En Jeremías 18, Dios envió al profeta a la casa del alfarero para mostrarle algo. El Señor quería hacer una analogía entre Él y el alfarero, y entre Israel y el barro.
En este capítulo aprendemos que Dios obra en su pueblo para convertirlo en una vasija de honra que él pueda utilizar. Pero hay veces en que la vasija que está formando se deshace en sus manos. En otras palabras, hay momentos en que perdemos la forma que Dios quiere darnos en nuestro hombre interior.
El Señor trabaja con nuestro corazón. El corazón, en términos bíblicos, incluye el carácter, la voluntad, el intelecto, y los sentimientos. Si queremos ser como Cristo, debemos dejar que el Espíritu Santo forme todas estas áreas del alma.
Un cristiano pierde la forma que el Señor le quiere dar cuando no hace caso a la voz de Dios. Cuando ignoramos sus instrucciones que nos exhortan a cambiar algún comportamiento carnal, nos deshacemos en las manos del alfarero. Si no tenemos cuidado, podemos caer en rebelión contra Dios, así como lo hizo el pueblo de Israel.
La naturaleza del barro
El diccionario de la Lengua Española Vox define el barro como: 1 Masa blanda y compacta que resulta de la unión de tierra y agua. 2 Material hecho de una mezcla de agua y arcilla o tierra rojiza que se moldea y, al cocerse en un horno, se vuelve duro e impermeable; se usa para hacer recipientes y otros objetos.
Mientras el barro está suave y húmedo, se puede moldear en cualquier forma. Jehová le dijo a su pueblo que ellos eran como barro en sus manos. Esto demuestra que Dios desea que seamos lo suficientemente moldeable y flexible para adoptar la forma que él nos quiere dar.
Hay momentos en que Dios nos pide que le entreguemos cosas que amamos, pero que pueden ser perjudiciales para nuestras vidas. Nuestra reacción al mandato de Dios determinará qué tipo de barro somos.
Es una insensatez contradecir o cuestionar a Dios en cualquier cosa nos mande a hacer. Isaías 45:9 dice: ¡Ay del que pleitea con su Hacedor! ¡el tiesto con los tiestos de la tierra! ¿Dirá el barro al que lo labra: ¿Qué haces? o tu obra: No tiene manos?
Israel no quería escuchar a los profetas que les exhortaban continuamente. Es por esta razón que el Señor comparó su condición espiritual con una vasija arruinada.
El alfarero comienza de nuevo
En el versículo seis Dios le advierte a su pueblo que así como un alfarero puede desechar una vasija arruinada, así también Dios es soberano, puede desecharlos por su rebeldía,y levantar un pueblo diferente.
Dios puede hacer lo mismo con nosotros hoy. No debemos abusar de su gracia, y pensar que no seremos castigados si desobedecemos su palabra.
Sin embargo, por su gran amor con que nos amó, el Señor nos toma de nuevo cuando nos arruinamos en la rueda. Y con esa masa sigue trabajando para hacernos un vaso diferente. Es la gracia y la misericordia de Dios que nos dan otra oportunidad de ser transformados conforme a la imagen de su Hijo.
Si sientes que has fracasado en tu vida espiritual, si no has podido avanzar en el propósito de Dios para ti, el Señor desea darte la oportunidad de comenzar de nuevo. Quizás la razón de su fracaso en el evangelio es una atadura espiritual que solo el poder Dios puede quebrantar.
Si vienes a Dios con toda sinceridad, él te levantará para hará hacer de ti una vasija diferente, conforme al deseo de su corazón.
«No sois vosotros los que dan forma a Dios; Dios es el que os da forma. Si entonces sois la obra de Dios, esperad la mano del artista que hace todas las cosas a su tiempo. Ofreced al Alfarero vuestro corazón, suave y manejable, y mantened la forma en que el artista os ha diseñado. Dejen que su ser arcilla húmeda, no sea que se endurezca y pierda la huella de los dedos del Alfarero.» Ireneo en el siglo 2do. http://www.sermoncentral.com/illustrations/sermon-illustration-rita-sims-quotes-godthefather-godinthehardships-endurance-3954.
Estamos en tiempos de tanta lucha, de tanta batalla espiritual, que muchos creyentes están cansados y abatidos. Otros están distraídos por tantas cosas que ofrece el mundo. Como resultado de esto han perdido su devoción, su alabanza y adoración a Dios. Sin embargo, la palabra de Dios nos llama a ofrecerle sacrificios de alabanza al Señor.
Hebreos 13:15 Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre.
No mas holocaustos
En los tiempos bíblicos se hablaba mucho acerca de sacrificios, sobre todo en el Antiguo Testamento. Pero el texto de Hebreos se escribió en el tiempo del Nuevo Testamento, cuando ya no era necesario ofrecer holocaustos al Señor. Porque el Señor Jesucristo vino para dar su vida como una ofrenda por nosotros.
Así que, si estás en Cristo Jesús, eres llamado a ofrecer sacrificios, pero de una clase diferente. Nuestro sacrificio para Dios debe ser uno de alabanza en nuestra boca. Y como vamos a ver, el sacrificio de alabanza existió también en el Antiguo Testamento.
Para poder cumplir con este llamado, debemos entender qué es la alabanza y qué es el sacrificio.
La alabanza
En el hebreo, la palabra alabanza (tᵊhillâ – תְּהִלָּה), tiene las siguientes definiciones:
canto o himno de alabanza
alabanza, adoración, acción de gracias (pagada a Dios)
acto de alabanza general o pública
canción de alabanza (como título)
alabanza (exigida por cualidades o hechos o atributos de Dios)
renombre, fama, gloria
de Damasco, Dios
objeto de alabanza, poseedor de renombre
Concordancia Strong
El sacrificio
En cuanto al vocablo sacrificio, quiero que veamos la definición del griego: Gr. thysia – θυσία denota principalmente «el acto de ofrecer»; entonces, objetivamente, «lo que se ofrece» Es decir que Dios quiere que le ofrezcamos alabanzas como una ofrenda o regalo ante Él.
Salmo 50:14 Sacrifica a Dios alabanza,Y paga tus votos al Altísimo…
Salmo 50:23 El que sacrifica alabanza me honrará;Y al que ordenare su camino,Le mostraré la salvación de Dios.
Salmo 116:17 Te ofreceré sacrificio de alabanza,E invocaré el nombre de Jehová.
Fruto de labios
A veces pensamos que el sacrificio de alabanza tiene que ver con alabar al Señor cuando no hay deseo. Quizás pensamos que se trata de abrir nuestra boca, aunque no tengamos fuerzas. Pero la Biblia enseña que Dios no esperaba sacrificios con defectos delante de Él. Si queremos que nuestra ofrenda sea aceptable, debemos darle siempre lo mejor.